Georgi Markov estaba esperando que llegara el autobús en el centro de Londres, cuando un extraño se tropezó con él. Al trastabillar, sin querer lo pinchó con su paraguas en la pierna.
-No se preocupe – atinó a decir Markov mientras se frotaba la pierna.
Pero el extraño ya se había perdido entre las calles de la ciudad.
Horas después, Markov ingresó al hospital con fiebre muy alta.
- ¡Quisieron asesinarme! – le decía a todo aquél que se le cruzaba - ¡Fue la KGB!
El personal médico creyó que estaba loco.
Pero las dudas persisten.
Podría ser su fin.
Esto fue un mini #ContemosHistorias